En la catedral de Palma se celebraron ayer los actos religiosos del Viernes de la Pasión, unos actos que comenzaron con la tradicional celebración litúrgica, continuaron con el «Davallament» y finalizaron con el Santo Entierro de Cristo.
Fue Viernes de Pasión y Muerte. Los tres actos estuvieron presididos por el obispo de Mallorca, Teodor Úbeda. Tras la celebración litúrgica, en la que participaron unos 2.000 penitentes, el Cristo fue despojado de los clavos y colocado en una tabla situada en el altar mayor. Comenzó entonces una procesión por el interior de la Catedral, encabezada por la Virgen y seguida por la imagen de Cristo, y acompañada por una comitiva de canónigos y caballeros.
El auto sacramental culminó con el entierro de Cristo en una urna situada en el altar mayor.
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