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Salía la cofradía de las Cinco Llagas cuando en el interior de la iglesia de la Anunciación se quemó la caja de empalmes del sistema de electricidad. Durante escasos segundos el humo llenó una parte de la iglesia y, por precaución, fue desconectado todo el sistema eléctrico en el interior del templo. El Crist de la Sang todavía se encontraba en su interior. La imagen salió a oscuras, arropada por las velas de los fieles. Más de tres horas después regresaba al punto de partida y lo hacía nuevamente sin luz.

«Parte de la instalación eléctrica se incendió y decidimos apagar todas las luces. Ocurrió cuando sólo quedaban cinco pasos para que salieran en procesión. Esto no impidió que todo se desarrollara con normalidad: el Cristo volvió a la iglesia y los fieles le acompañaron con sus velas. Tan sólo los cofrades no accedieron al templo», afirmó Tomas Darder, presidente de la Asociación de Cofradías de Semana Santa de Palma.

Miles de personas, 25.000 según fuentes de la Policía Local, siguieron con devoción un cortejo que este año tuvo más continuidad. En este sentido cabe destacar los esfuerzos de la organización, que facilitó el trayecto a las más de 7.000 personas, entre penitentes y bandas de música, que participaron en la procesión del Jueves Santo.

En su paso por Cort, el Crist de la Sang recibió la tradicional ofrenda floral por parte de las autoridades, en esta ocasión fueron las esposas de Jaume Matas, Maite Areal; y Joan Fageda, Dolores Lara, las que se encargaron de hacerlo.

En la tribuna, observando el cortejo, estaban también el obispo de Mallorca, Teodor Úbeda, los consellers de Educació, Manuel Ferrer, y de Sanitat, Francesc Fiol, entre otros.