El estado de salud de Madò Fada es excelente, aunque comenta que
«este año no podré bailar como en la fiesta de hace dos años,
porque las piernas ya no me aguantan bien».
«Madò Fada» ingresó en la residencia de Pollença hace dos años
con su hijo, que ya ha fallecido. La anciana afirma que se siente
«orgullosa de haber cuidado a su hijo cuando era joven y cuando fue
viejo».
La familia más cercana que le queda se compone de una nieta y
tres biznietos, y se entristece cuando sabe que su nieta no podrá
asistir a la fiesta que se celebra hoy en la residencia «porque me
han dicho que tiene la gripe».
«Madò Fada» asiste cada día a las clases de gimnasia de la
residencia «en las que muevo todo mi cuerpo». Después pasa el
tiempo conversando con sus compañeros o jugando a las cartas.
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