La huelga de los pilotos de Iberia, convocada por el SEPLA,
además de rozar el salvajismo por los daños a terceros, resulta
absolutamente incomprensible para la mayoría de los ciudadanos,
entre los que nos inscribimos aquellos que, por razones
profesionales, se supone que recibimos información de primera mano.
Oficial, oficiosa, confidencial y casi privilegiada.
Pues bien, a pesar de todo esto, la pregunta sigue siendo: ¿qué
exigen los huelguistas? Hemos escuchado al mismísimo presidente del
SEPLA, a varios portavoces e, incluso, a la propia compañía Iberia.
Pues bien, la pregunta sigue siendo la misma: ¿qué exige el SEPLA y
qué le niega Iberia? Que se cumpla el convenio, es una de las
respuestas más habituales, pese a ser tan lacónica. A juzgar por su
negativa, Iberia por lo menos sabe lo que se le pide.
Pero tampoco nos aclara las cosas. Los pilotos niegan que sea
cuestión económica, pero no explican claramente nada más. ¿Para eso
se ha perjudicado tanto y tan injustamente a tantos ciudadanos en
sus cortas vacaciones de Pascua?
Tan poco claras están las cosas que ni siquiera en las causas de
los retrasos y los efectos de la huelga se ponen de acuerdo las
partes y ya veremos cómo se las apaña el ministro de Fomento para
responder en el Congreso de los Diputados a las preguntas de la
oposición sobre este tema.
Probablemente todo se aclare en el Juzgado si prospera la
demanda de la compañía que exige una indemnización de 4.000
millones de pesetas a los pilotos por las pérdidas causadas por un
paro que Iberia considera abusivo. Puede que en el Juzgado se
aclare definitivamente la postura del SEPLA y los motivos de una
actitud que todo el mundo ha considerado absolutamente insolidaria.
En esto, el SEPLA ha logrado una unanimidad inédita en España.
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