Tras la Segunda Guerra Mundial, Michel Bernard pasó su juventud entre una orquesta de baile que montó y la tienda de sus padres «Les jardins d'Espagne». Haciendo la mili en Lille cayó enfermo, convaleciendo en Sóller, donde conoció a la que sería su mujer. Ya casado, regresó a Normandía, donde siguió entre la música y los negocios. En 1962 retornó a Mallorca, estableciéndose definitivamente, dedicándose a la sonorización de salas de fiesta y discotecas y convirtiéndose en unos de los pioneros del chárter náutico.
Decíamos que Cardell recordaba con claridad meridiana no sólo el desembarco de Normandía en el 44, sino también la invasión de Francia, y en especial la de su ciudad, Coutances, acaeciada a finales de la primavera del 40, 12 días después de haber hecho su primera comunión en Saint Pierre. A partir de ahí, todo fue distinto. Los alemanes lo organizaron todo. Al principio respetaban a la ciudadanía, dejaban que llevara su ritmo de vida. Pero con la aparición de la Resistencia la cosa varió, ya que los invasores, a través de la Gestapo, veían en cada francés a un miembro de la Resistencia, o a quienes la ayudaban.
«La Gestapo organizó un grupo denominado Sicherheitsdienst, integrado por franceses pro-alemanes y reclusos excarcelados que se mezclaron entre los franceses patriotas con resultados fatales para éstos».
Volviendo al día del desembarco aliado en Normadía, Cardell cuenta que si la noche del 5 al 6 de junio, salpicada constantemente por el ruido de los aviones que sobrevolaban Coutances, fue tensa y mantuvo en vilo a la población, lo duro comenzó al atardecer del día 6.
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