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Cada sábado la zona de las Avenidas se llena de gente, muchedumbre que recorre el paseo, unos observando y otros con la intención de comprar algo interesante. Allí se ofrece una larga sucesión de paradas con todo tipo de artículos: desde lencería, bolsos, artesanía, pinturas hasta muñecas, marquetería etc. Son más de 200 paradas con sus vendedores esperando vender y marcharse a casa con las ganancias del día.

Cornelia Oriot tiene un puesto de láminas y litografías en el mercado desde hace varios años y reconoce que éste es un trabajo muy duro. «En invierno realmente no se gana dinero; debes ganar en verano para sobrevivir el resto del año».Cornelia es holandesa y vive en Palma desde hace 32 años. «En mi ámbito, que es el arte, los precios venían en relación con unos gastos y unas ganancias. Los vendedores, debido a la competencia, se veían obligados a bajar los precios de tal manera que ahora prácticamente no ganamos casi nada», asevera.

Al parecer, ésta es una impresión general. Los vendedores del mercado «viven una situación insegura», señalan algunos vendedores. Junto a la inseguridad de los trabajadores, se encuentra la de los clientes. Ayer, y como es habitual, un grupo de trileros intentaba «trabajar» en la zona. Rosa María tiene un puesto de muñecas de todo tipo. Cerca de ella, Sandra y Marcel ofrecen al cliente cambiar de imagen y lucir unas llamativas trenzas por un precio que oscila entre las 600 y las mil pesetas. «A los turistas les gusta regresar a su país con un pequeño cambio en su imagen», afirman.