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Boris y el milenio Que muchos mortales van a celebrar la entrada de milenio de forma especial es algo que todos sabemos, por lo mucho que se ha hablado al respecto. Los hay que buscarán el punto más oriental del mundo para darle la bienvenida antes que nadie. Los hay que se casarán en el tránsito de la noche del 31 de diciembre a la madrugada del 1 de enero, los hay también que se separan esa noche, los hay que están buscando ser padres en ese preciso instante y los hay que, simplemente, montarán una gran fiesta en casa a la que invitarán a sus familiares y amigos. Éste podría ser el caso del tenista alemán Boris Becker.

Lo digo porque me ha asegurado alguien que parece que lo sabe que quiere tener terminada a toda costa su casa ubicada en el municipio de Artà, casa, por cierto, de difícil acceso "pues primero hay que buscarla y luego llegar hasta ella", antes de fin de año porque en ella, reunido con los suyos, desea dar la bienvenida al nuevo milenio en el transcurso de una cena seguida de una fiesta. Por eso está metiendo prisa para que la casa, o la parte de la casa que va habitar con su esposa e hijo "y el que viene", esté terminada a tiempo.