El president Francesc Antich admitió ayer que el cambio de signo
político en el Govern ha provocado un incremento de la presión
urbanística en Balears, con una demanda para construir que se ha
multiplicado por ocho durante los últimos meses. Antich argumentó
tras el Consell de Govern que «la posibilidad de que hubiese un
gobierno progresista, mucho más restrictivo en cuestiones de
ordenación del territorio, ha provocado un aluvión de peticiones de
licencias para construir en Balears». Antich sostiene que «mucha
gente» ha querido aprovechar la legislación aprobada por el
anterior Govern y eludir «la llegada de un gobierno que quiere
poner orden». «Nuestra política en ordenación del territorio quedó
muy clara durante la campaña electoral», agregó Antich.
En opinión del president del Govern, «la redacción actual de las
Directrices de Ordenación Territorial deja las puertas abiertas a
muchas posibilidades de desarrollo urbanístico y edificatorio que
va en contra del sentimiento general que se respira en las Islas en
favor de la defensa del territorio».
El president anunció que su Govern pondrá en marcha medidas
cautelares y urgentes, que serán remitidas en las próximas semanas
al Parlament, que tendrán como principal objetivo suprimir las
excepciones que permite la actual redacción de las Directrices de
Ordenación Territorial. En cualquier caso Antich descartó que su
gabinete plantee una reforma de las Directrices a través de una ley
de lectura única para agilizar la protección territorial y frenar
lo antes posible la petición de solicitudes para construir nuevas
urbanizaciones. El Govern quiere evitar este tipo de procedimientos
parlamentarios, que tanto criticaron los partidos del pacto cuando
gobernaba el PP. No obstante, el Govern de Antich está pendiente de
una modificación de la Ley de Régimen Jurídico por el sistema de
lectura única para que pueda ampliarse el número de integrantes del
gabinete autonómico.
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