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JAIME MOREDA El curso escolar comenzó el pasado miércoles, pero no para todos los niños. Desde el pasado 10 de septiembre, la única oficina en Palma de la conselleria d'Educació del Govern balear recibe entre 125 y 150 peticiones de padres que desean encontrar un colegio para sus hijos.


Las gran mayoría de las solicitudes provienen de personas que hasta hace bien poco tiempo residían en el extranjero, en otro municipio de Mallorca o en la Península.

«El turismo también está modificando el sistema educativo. Si antes un trabajador de la hostelería venía solo y dejaba a su familia en la Península para regresar al final de la temporada estival, ahora viene con ella y se quedan a vivir en la Isla», explica Miquel Perelló, responsable de esta oficina de escolarización, que se encuentra en la calle Ruiz de Alda. A ello hay que añadir las familias extranjeras que vienen a residir en la Isla y aquellas que lo hacían en otro municipio. Por ejemplo, un hombre que hasta hace unos días vivía en Manacor ha alquilado un piso en Palma y pidió un colegio para sus cuatro hijos. «Plazas existen, pero es difícil que a estas alturas se encuentre lo que piden los padres. De todas formas, nosotros no le decimos dónde van a ir sus hijos, sino que les damos un abanico de posibilidades y ellos son quienes finalmente eligen».

Este centro es el único existente en Palma y Miquel Perelló comenta que debería haber más, divididos por sectores, ya que cada año es mayor el número de niños que no pueden comenzar a tiempo el curso. «El año pasado éramos cuatro funcionarios y este año somos el doble», explica.