Seis buques de guerra internacionales recalaron ayer en el puerto
de Palma en el transcurso de unos ejercicios bajo el mando de la
OTAN en el Mediterráneo. El motivo de esta escala, de tipo técnico,
fue la necesidad de repostar combustible y agua potable para los
cerca de 1.500 tripulantes que integran esta flotilla.
Los buques amarrados en dos períodos sucesivos a lo largo de la
jornada, en el Dique del Oeste, fueron las fragatas Santa María de
la Armada española; Euro, de la Marina Militare italiana;
Liverpool, de la Royal Navy británica; Thrace, de la Armada griega;
el destructor de la USS Navy norteamericana Spruance y la fragata
de la Marina turca Barbaros como buque almirante, desde donde se
coordinan las operaciones.
La fragata española Santa María desplaza 2.850 toneladas y mide
138'8 metros de eslora por 13'7 de manga. Aloja a 210 tripulantes y
dispone de misiles antibuque y artillería antiaérea convencional,
además de seis tubos lanzatorpedos. Propulsada por dos turbinas de
gas, navega a una velocidad de 29 nudos.
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