El proceso de paz del País Vasco no parece atravesar por uno de sus mejores momentos, a tenor del recrudecimiento de la violencia callejera que en la madrugada de ayer tuvo como objetivos tres sucursales bancarias, una en Durango y dos en Berriz, todas ellas en Vizcaya. Las oficinas fueron destruidas por el fuego originado tras el lanzamiento de cócteles molotov. Esto sucede poco tiempo después de que el presidente del Gobierno, José María Aznar, aludiera a una posible intensificación de la violencia tras las detenciones de etarras llevadas a cabo en Francia. Por un lado, el Ejecutivo de Aznar, a través de su portavoz, Josep Piqué, mantenía ayer su disposición a continuar el diálogo con la banda y aludía a un posible replanteamiento de la política penitenciaria para con los presos de ETA. Por otro, el secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, culpaba a los terroristas del bloqueo del proceso de paz, aunque criticaba la incapacidad del Gobierno para avanzar en la construcción de una nueva situación.
Editorial
No puede permitirse una vuelta atrás
08/11/99 0:00
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