Aquel día Planas Montanyà sentía que hacía juegos malabares con las estrellas de la Osa Mayor como una mística Santa Teresa. Y es que la belleza de Christina Kauffman infundía deleites espirituales. El fotógrafo, como siempre, quiso inmortalizar el instante de su encuentro con una estrella del celuloide y Jaume Pascual accionó el disparador mientras se acercaba a ella para explicarle el funcionamiento de un fotómetro. Una, que descubrió la foto entre el confuso barullo de su archivo, decidió publicarla.
Timorato, Planas se oponía. Le convencí. Eran guapos los dos y atractiva la fotografía. La alemanita de ojos vivarachos y gesto delicado había rodado, dos años antes en la Isla, la película «Un trono para Christie», de la que era principal protagonista. Huyendo de la gente que a todas horas la perseguía se refugió en nuestras tierras, en una habitación del hotel Maricel.
Ella le contó a Planas que Mallorca era su lugar preferido y que «no cambiaría sus experiencias en Mallorca por nada del mundo». ¿Qué experiencias? Planas, tras el oportuno ojo de la cámara, impresionó unos metros de película para la televisión; luego tomó fotografías. Cuentan que la bella le dijo al fotógrafo: «¡Es usted muy flamenco!», mientras iniciaba unos pases de baile andaluz. El catorce de septiembre la bella actriz se marchaba a Italia para comenzar el rodaje de una nueva película junto a Stewart Granger. Planas no.
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