El Gobierno de Joan Fageda aprobó ayer en solitario el presupuesto
del Ajuntament de Palma para el año 2000. En la sesión
extraordinaria celebrada ayer por el pleno municipal, el alcalde
volvió a repetir el mensaje triunfalista que ya pronunciara la
primera teniente de alcalde, Carmen Feliu, durante la presentación
de las cuentas.
Joan Fageda explicó que los presupuestos propios, que ascienden
a 33.870 millones de pesetas (45.830 millones incluyendo los de las
empresas municipales y organismos autónomos), tienen como objetivo
«mejorar los servicios de la ciudad y la calidad de vida de los
ciudadanos».
Tampoco faltó una mención especial «el gran trabajo hecho por la
EMT, que baja sus tarifas y mejora su flota» e hizo hincapié en el
incremento de policías en las calles, la elaboración de un estudio
de movilidad, la fijación del 0'7% del presupuesto para ayudas al
tercer mundo, la continuación del Pla Mirall y otras iniciativas
recogidas en el presupuesto, del que dijo que «no aumenta la
presión fiscal».
Contrario a esta opinión, el portavoz socialista, Antoni Roig,
criticó que estas cuentas no contemplen «objetivos cuantificables»,
por lo que su grupo solicitó la retirada de los presupuestos. Por
supuesto, la propuesta fue rechazada.
Roig lamentó que se reduzca en un 27% la dotación para Cultura
con el pretexto del fin de la Universiada y que Acción Social no
alcance el 6% del total fijado por la ley.
Por su parte, el portavoz del PSM, Sebastiá Serra, censuró al
alcalde que hable de «la ciudad de las maravillas del PP» sin tener
en cuenta las carencias del municipio. «Estos presupuestos
presentan excesivas provisionalidades y los aumentos de la
fiscalidad no se adecúan a los servicios», afirmó Serra.
Criticó los programas de gestión indirecta en Cultura y Juventud
y sobre el presupesto de Deportes dijo que «es, probablemente, el
más vergonzoso que se ha presentado». De parte de EU-EV, Margalida
Thomás subrayó que «no se puede decir que no se aumenta la presión
fiscal pese a que los números muestren lo contrario» y consideró
los presupuestos «negativos para la mayoría de los ciudadanos». La
coalición también consideró escasa la dotación de Acción Social,
pidió la recuperación de la gestión directa en bibliotecas, ayuda
domiciliaria y otros servicios y reclamó la creación de la figura
del defensor del ciudadano.
Por último, el único regidor de UM, Ferran Trujillo, consideró
que «los presupuestos son una repetición de los de años anteriores
y responden a compromisos asumidos, pero no son de futuro y lo
único nuevo que contienen es la subida de los impuestos».
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