La lluvia, fiel a su cita, volvió a hacer acto de presencia el
viernes en la celebración de la Festa de l'Estendard, con la que se
conmemora la conquista de Mallorca por Jaume I en 1229. Pese a
ello, inasequibles al desaliento, varios cientos de palmesanos y no
pocos extranjeros sorprendidos participaron en esta solemne fiesta.
A su hora hizo su entrada en Cort la Compañía de Honores del
Regimiento de Infantería Motorizable Palma 47, recibida por la
Corporación.
Uno de los soldados sufrió un desmayo y tuvo que se trasladado a
un centro médico con un corte en una ceja. Pasado el susto, los
tamborets y ministrils acompañaron a los concejales en el acto de
colocación de l'Estendard Reial de la Conquista de Mallorca en el
centro de la plaza y de la cimera del rei Martí. Cumpliendo el
horario, las autoridades se encaminaron a la Seu, donde dio
comienzo la solemne misa concelebrada, presidida por el obispo de
Mallorca, Teodoro Úbeda.
La homilía fue pronunciada por el canónigo Sebastià Arrom, quien
relató el momento de la conquista «con la que los catalanes
lograron su reino en el mar», y la construcción de la Seu,
convertida «en un símbolo que debemos preservar», para lo cual,
dijo, «hace falta la ayuda de todas las instituciones». Advirtió,
para acabar, que «no es posible conocer nuestras raíces sin una
cultura religiosa».
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