TW
0

En plena calle del barrio de Corea el voluntariado del Centro Universitario Ariany organizó un Belén viviente con padres y niños del barrio. «A la hora de disfrazarse y pintarse la cara a todos les hacía ilusión, pero en el momento de los ensayos y memorización de diálogos, los escaqueos eran monumentales», afirma el voluntario y joven abogado Tomeu Pomar. Aquello fue un desfile de pastores, lavanderas, posaderos, ángeles, romanos, payeses..., por no hablar de personajes como Zacarías, Isabel, la Virgen María, San José o el Niño.

Fue una especie de obra de teatro al aire libre dividida en ocho actos: la Anunciación del ángel a la Virgen, la visita a santa Isabel, la lectura del edicto que manda empadronar a cada uno en su lugar de origen, la búsqueda de la posada en Belén, el anuncio del ángel a los pastores, la adoración al Niño y la Epifanía. Para ser el primer año, este Belén viviente de Corea ha demostrado soltura, brillantez y seguirdad. Padres, madres (encargadas del vestuario y maquillaje) y actores disfrutaron con esta bella inrerpretación.