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El pasado día 24 de diciembre de 1999 se inició en prácticamente todas las dependencias de la Administración pública en Balears un largo puente que finalizó ayer, día 10 de enero. Han sido casi tres semanas en las que la Administración, tanto la autonómica como la municipal y la dependiente del Estado, ha estado casi paralizada ante la pasividad de los políticos de turno, que en muchos casos han sido los primeros en ausentarse de sus despachos oficiales. De una manera escandalosa se han encadenado los días festivos con los denominados «moscosos» "días para asuntos propios que los funcionarios pueden disfrutar cuando lo deseen sin necesidad de justificarlos" y el resultado es el que han podido comprobar muchos ciudadanos: oficinas públicas con un retén mínimo de funcionarios incapaz de mantener la actividad habitual. Salvo contadas excepciones, simplemente se atendía el registro oficial y el teléfono. Pretender que un expediente prosiguiese su ya de por sí lento recorrido administrativo era imposible. Cuando no faltaba el funcionario encargado del asunto, estaba ausente el director general que debía estampar su firma. ¿Y qué ha hecho el nuevo Govern de Progrés? Sencillamente, nada. Ha permitido la paralización de la maquinaria administrativa, tolerando que se incumpliera el calendario festivo de la Comunitat Autònoma, que no incluye los días 24 y 31 de diciembre entre los festivos. Son días laborables para todos los trabajadores menos para los funcionarios.

Se podrá argumentar que es una situación heredada de tiempo atrás pero urge poner fin a tanta dejadez. La ciudadanía paga sus impuestos y puede y debe exigir que quienes cobran del erario público trabajen con la misma eficacia y dedicación que si lo hiciesen en una empresa privada.