La recuperada fiesta de los Dimonis de Sant Antoni en Alcúdia está ya más que consolidada.
Ayer, a la hora prevista, una gran multitud de gente joven esperaba concentrada ante las puertas del Ajuntament. Mientras, en el interior de la Casa Consistorial, los dimonis se vestían y se ponían las caretas, que más que miedo dan un aire festivo y de jolgorio a la fiesta.
El sonido de los cascabeles que los dimonis llevan en la cintura y en las mangas del vestido y una gran humareda que comenzó a salir del portal del Ayuntamiento fueron el anuncio de que la fiesta iba a empezar. Los xeremiers, justo al lado de la puerta, comenzaron a sonar mientras niños y niñas gritaban y se retiraban sabiendo que el dimoni gros, junto a su corte demoníaca, saldría con un gran salto del Ayuntamiento y comenzaría a dar escobazos a todo el que se le acercara, después de la aparicion de Sant Antoni repartiendo caramelos.
Antoni Bibiloni, presidente del grupo Sarau Alcudienc, recuperó esta fiesta hace once años, cuando era el concejal de Cultura del Ajuntament d'Alcúdia. Antes la parroquia paseaba una carreta con una lechona y los dimonis les acompañaban y hacían una rifa. Pero con el tiempo la tradición fue desapareciendo.
Ahora, merced a Antoni Bibilioni y también al Grup Sarau Alcudienc, esta tradición permanece más viva que nunca y el pueblo participa cada año con una ilusión renovada.
Por la noche, los foguerons se encargaron de encender aún más los ánimos entre los alcudiencs.
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