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El aumento de las demandas contra los médicos ha generado una psicosis entre el colectivo hasta el punto de que muchas veces los médicos se sienten presionados en los quirófanos por una posible demanda por negligencia. Ante esta situación y las continuas variaciones que se producen en la jurisprudencia, el Instituto Colegial de Peritaje Médico ha elaborado una serie de «claves para salir ileso del combate judicial».

Así se recomienda a los médicos que «si puede escoger entre una terapia o procedimiento protocolizado, hágalo» y «si la situación del paciente aconseja no aplicar el protocolo, justifique por qué se apartó de él y anótelo de modo breve, pero razonado, en la historia clínica».

Una «regla de oro» es leer la historia clínica. Y es que el Tribunal Supremo considera que los daños que se podían haber evitado con una atenta lectura de la historia clínica apuntan de entrada a una negligencia «por lo que le obligarían a demostrar su inocencia».

Otro consejo es preguntar al paciente por sus antecedentes. En anestesia, el Supremo ha rectificado su doctrina y ha aclarado que no es preciso "incluso sería contraproducente" hacer pruebas alérgicas indiscriminadas para detectar cualquier eventual alergia a fármacos. «Sin embargo, sí existe la obligación de recabar del paciente posibles antecedentes alérgicos y anote si refiere que no tiene ninguno conocido».

Otro consejo es que «haga saber a su paciente los riesgos típicos y relevantes por su gravedad intrínseca o las circunstancias personales del enfermo. Numerosas voces clínicas se han alzado contra el consentimiento asustado que se derivaría de una información exhaustiva a bocajarro. En tal caso, trate de suavizar las formas y dosificar la información en el tiempo, pero no la omita, ni siquiera por compasión hacia el paciente».