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El portaaviones estadounidense John Fitzgerald Kennedy abandonó anteayer el puerto de Tarragona, donde permaneció por espacio de tres días a fin de dar descanso a la tripulación, unos 5.000 marines, que dejaron en la ciudad alrededor de 300 millones de pesetas. Hasta hace poco, portaaviones nucleares, como el JFK, y no nucleares, recalaban en la bahía de Palma, frente a la Seo, dejando en la ciudad alrededor del millón de dólares, ciento setenta millones de pesetas, por día, según explica Tumy Bestard, agente consular en Mallorca. Tal vez por eso, y a instancias de muchos comerciantes de Palma, Bestard, a través del conducto reglamentario, podría invitar próximamente a que los portaaviones USA vuelvan a recalar frente a la Seo. El cambio de puerto "«ya es el segundo portaaviones que no viene», matiza el cónsul" se ha debido a diversas razones. Entre otras, a que en Tarragona pueden atracar en el puerto, mientras que en Palma deben fondear en la bahía, donde, para más inconvenientes, las barcazas que transportan a los marines desde el barco al puerto se encuentran con que éste está en obras, lo que supone polvo, ruidos... molestias, en una palabra. Por otro lado, Tarragona ofrece a los marines de los portaaviones y demás barcos de la VI Flota USA una serie de incentivos que aquí no hay, tales como transporte gratuito a los marines desde el puerto a la ciudad y cesión de terrenos donde aquéllos pueden celebrar fiestas y barbacoas tranquilamente sin alterar el ritmo de vida a terceros.

Esta última visita del JFK a aquel puerto, ha supuesto, como hemos dicho, una buena inyección económica a su sector hotelero y de restauración. Sobre todo se ha visto cómo algunos propietarios de bares y pubs han contratado a chicas jóvenes que han situado en la puerta de los mismos vestidas en paños menores "braga y sujetador, y algunas hasta con liguero y medias negras" a modo de reclamo, lo que ha sorprendido hasta a los propios marines. Vamos, que van a por todas.