La guerra, que ahora puede reanudarse, cambió sus vidas y la de su pueblo. Foto: JOAN TORRES.

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Hace 25 años vivían felizmente en el Sáhara, ex colonia española, con su familia. Hoy se cobijan en una jaima de cualquiera de los cinco campamentos que el gobierno en el exilio ha levantado en el desierto argelino. Aunque en realidad hoy "por cuestiones de salud" viven en Palma, en casa de Fatma, representante del Polisario en el Archipiélago.

Marian es viuda. Durante la marcha verde, los marroquíes mataron a su marido en una operación militar llevada a cabo en el Aiún. Se llamaba Sid Brahim, tenía 45 años y era el jefe del campamento atacado por la tropa de Hassan II. En tiempo en que el Sáhara fue colonia española, Brahim sirvió en su ejército, como cabo. Al morir dejó seis hijos.

Desde hace 25 años, Ahiba está separada... por la guerra. Un cuarto de siglo sin ver al marido, del cual tan sólo tiene confusas noticias que le llegan a través de terceras personas.

Ahiba, que vive en Asmara con su familia, se encuentra en Mallorca porque su hija, Safi, tiene problemas de crecimiento.
Días atrás estuvimos con las tres en Cort. Llegaron cubiertas por la colorida melfa y sus manos pintadas con henna.
Aparte de contarnos su historia, dura y cruel, nos anunciaron lo que ya nos adelantó la semana pasada su compatriota, Fatma: que el pueblo saharaui en el desierto no está dispuesto a aguantar más tiempo las largas que les está dando Naciones Unidas en lo que respecta al referéndum.

"Occidente está más favor de Marruecos que de nosotros "afirma Marian". Por intereses económicos, sobre todo. Marruecos, entre otras cosas, ofrece pescado que se cría en el banco que nos arrebató junto con nuestras tierras. Nosotros, por el contrario, como no tenemos nada, nada podemos ofrecer. Por tanto, no interesamos a los gobiernos, aunque nuestra tragedia no pasa desapercibida ante los pueblos. Del español estamos sumamente agradecidos, tanto como decepcionados de quienes lo gobiernan, comenzando por Felipe González, que estando en la oposición nos prometió ayuda y apoyo, pero que luego, una vez en el poder, no cumplió. Y no sólo eso: expulsó a nuestro cuerpo diplomático de España. Lo de González "Marian abre un paréntesis" es como un chiste. En cuanto a Aznar, ya lo ven: está más con los marroquíes que con nosotros.

Por todas esas razones, pero sobre todo por el olvido de Naciones Unidas hacia ellos, «los jóvenes están dispuestos a ir a la guerra, a fin de recuperar lo que es nuestro y, de paso, concienciar a la humanidad "señala Ahiba". Que todo el mundo, a través de un derramamiento de sangre si es preciso, sepa lo que nos sucede: que nos hallamos en el mayor de los olvidos»