La situación de las carreteras de Balears requiere una especial
atención, y muy especialmente en algunos puntos, que registran una
saturación más que notable, como es el caso de la carretera de
Manacor o la de Inca a Alcúdia. Es evidente que frente a ello hay
que adoptar medidas para paliar la situación con la mayor brevedad
posible, para que estas circunstancias no se vean aún más
agravadas.
El Govern ha anunciado que piensa limitar la circulación de los
coches de alquiler y que, además, establecerá unas rutas
alternativas para los turistas. Ambas medidas son muy ecologistas,
pero parecen poco realistas. ¿Las empresas de alquiler de coches
aceptarán que se les impida desarrollar su actividad? ¿Quién
obligará a los turistas a circular por las carreteras más
saturadas? Con simples recomendaciones bienintencionadas no se
resuelven los problemas.
El Gobierno anterior fue incapaz de adoptar las necesarias
soluciones ante la presión de los grupos ecologistas. El Ejecutivo
actual evidencia también su incapacidad. No hace autopistas, como
ya anunció, pero tampoco acomete obras de ampliación,
desdoblamiento o cualquier otra similar que permita descongestionar
el tránsito de vehículos en determinadas vías. Es preciso que se
tomen decisiones y se emprendan acciones. El inmovilismo, la falta
de actuaciones, no hace más que eternizar el caos circulatorio que
viven determinadas zonas de Mallorca. Pero es que, además, en este
punto es preciso recordar que la saturación de las carreteras
conlleva siempre un mayor riesgo de accidentes. Es por ello que
urge mejorar nuestra red viaria, pero no sólo en lo que se refiere
a su capacidad de asunción de un mayor número de vehículos, sino
también por lo que respecta a las condiciones de seguridad de la
misma.
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