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Mónica Ruiz, la mallorquina de «Gran Hermano», ya ha pasado por el confesionario. Allí las cosas fueron relativamente bien, ya que dijo que «esto es un sueño, no tengo palabras, la realidad supera la ficción». Se ve que la azafata se lo pasa aún muy bien encerrada entre las cuatro paredes y no le da importancia a nada de lo que haya ocurrido en la casa antes de entrar ella porque lo importante es, como dijo en el confesionario, «cómo se comporten entre ellos conmigo y yo con ellos».

No es de extrañar que Mónica se encuentre a gusto, ya que ayer los concursantes se despertaron con la música de Britney Spears. Ella e Íñigo salieron disparados para el baño, donde la mallorquina reconoció, con cierta vergüenza, que esa canción era la que ella había traído. Además, Mónica confesó que ciertos individuos no la habían dejado dormir intentando sonsacarle información sobre lo que pasa fuera. Y es que en esa casa se habla muy, pero que mucho. Mónica, Iván, Vanessa y Ania no paran de comentar cualquier cosa y parece que el ambiente es muy bueno... por ahora, porque vuelven los problemas con Aina, a la que todos tratan de bicho raro.

Por cierto, ¿alguien sabe qué pasó con la revista «Quo», la que había introducido Mónica en la casa? Según parece hubo momentos de tensión, ya que en ese magazine había una publicidad de «Interviu» con fotos de Ania desnuda. Ismael se enteró e intentó ocultárselo a la modelo vallisoletana. Por último, decir que Mónica y Vanessa prepararon juntas la comida de ayer: una gran ensalada.