El alto precio del suelo rústico en las Islas, cercano a las 1.000
pesetas por metro cuadrado, impide que se construyan más campos de
golf ya que los empresarios del sector no tienen asegurada la
rentabilidad de una inversión total, (terrenos, infraestructuras y
acondicionamiento), que ronda los 2.500 millones de pesetas si no
tienen soporte inmobiliario, según aseguró ayer, José Jiménez,
presidente de la Asociación de Empresarios de campos de golf.
Jiménez fue uno de los asistentes a la presentación de un
informe encargado por la Cámara de Comercio de Mallorca, Eivissa y
Formentera en el que se destacan los beneficios económicos y
ecológicos de los campos de golf y, en el plano negativo, el
impacto medioambiental que pueden producir los complejos hoteleros
adscritos en su entorno.
El encargado de realizar el estudio, el profesor de Ecología
Aplicada de la Universidad de Cordoba José Manuel Recio, defendió
la armonización de estas instalaciones dentro del entorno natural a
través de la repoblación con flora autóctona y el riego de las
instalaciones con aguas depuradas con tratamiento terciario y el
control de las dosis de riego «para evaluar la entrada de
nutrientes y sales al sistema.
El informe del ecólogo también recomienda el control de las
balsas y lagos artificiales, así como el seguimiento de las
poblaciones de aves y otros animales que habitan los campos de
golf.
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