Cada bandera representa una señal marítima. Foto: GABRIEL ALOMAR.

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La histórica Torre de Senyals lució ayer como en sus mejores tiempos al izar cuatro banderas de señales marítimas. Una tradición que se ha recuperado con carácter simbólico los días de fiesta y se quiere consolidar en recuerdo a una actividad que mantuvo a diario entre 1820 y 1971.

El objeto de esta función, a cargo del vigía y que combinaba con la de faro de Portopí, era la de anunciar la llegada de los buques. En sus orígenes (1586) la señalización se realizaba mediante bolas suspendidas de los mástiles horizontales que actualmente conserva. Más tarde se elaboró el sistema de banderas, que ofreció una mayor información acerca de las características y número de buques avistados.

Establecida la práctica y adoptada en forma de código ampliado en 1869, quedó reflejado en una lámina que muchos vecinos de Portopí, el Terreno y el mirador de la Seu tenían en casa. Así, dotados de su particular catalejo, verificaban las señales marítimas desde sus terrazas y torreones de observación, construidos a propósito durante el siglo XIX y principios del XX. Por entonces el puerto de Palma ya registraba un intenso tráfico civil y militar y el código contaba con 32 señales distintas. La más popular era el «anuncio de vapor correo». Otras señales indicaban «buque pidiendo socorro» o «diez o más buques de guerra extranjeros» (utilizada con motivo de la llegada de las grandes escuadras).

En junio de 1971 se cerró aquella página memorable de nuestro patrimonio marítimo y desde entonces se izaron las banderas en contadas fechas. La Autoritat Portuària ha recuperado esta tradición con carácter simbólico durante doce festivos del año.