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Sol primaveral acompañó a las beneïdes de Sant Antoni, que se caracterizaron por la numerosa presencia de carrozas, monturas y animales de tiro y compañía que fueron bendecidos por el rector Antoni Bauzá.

El buen trabajo de profesores y alumnos del colegio público se notó, pues lucieron ben endiumenjades. No faltaron en las siete que desfilaron los dimonis, «vacas locas» y llengües blaves, borreguitos y pescadores, además de la de los pequeños de sa Costureta. El minitren del Ajuntament paseó a los socios del Club Juventud y el alcalde de Llucmajor, Lluc Tomás, participó con una galera. La Associació de Veïnats obsequió a todos con una ensaimada y cava. Según el presidente, Andreu Garau, «ha habido por parte de los responsables de la Policía Local falta de previsión en el acto de beneïdes. Al final salió bien gracias a la intervención del policía de barrio».

La desorganización hizo que un agente de policía, vecino de la localidad aunque destacado en el aeropuerto y que se hallaba de «refuerzo», esgrimiera modales impropios con los informadores.