Los grupos políticos están debatiendo la posibilidad de incluir una
enmienda al proyecto de ley del Govern, que se está tramitando en
el Parlament, para permitir que los ex presidentes del Ejecutivo y
de la Cámara autonómica puedan tener derecho a una pensión
vitalicia de jubilación. Esta medida permitiría que, en estos
momentos, Antoni Cirerol y Jeroni Albertí pudiesen cobrar una
pensión de la Cámara balear ya que ni Gabriel Cañellas, y mucho
menos Cristòfol Soler, tienen todavía la edad de jubilación.
La concesión de pensiones vitalicias para los ex presidentes del
Parlament y del Govern está provocando un gran debate entre los
grupos políticos, que mantienen este asunto en el más estricto de
los secretos. Todas las negociaciones se llevan con total
discreción ya que entienden que se trata de un tema polémico y que
puede provocar una gran polvareda. La intención es que se modifique
el proyecto de la Ley del Govern para que los políticos que han
presidido el Ejecutivo autonómico y el Parlament al menos una
legislatura tengan derecho a una compensación económica. El único
requisito es que los beneficiarios hayan cumplido una legislatura
completa en el cargo, una medida que no beneficiaría, por ejemplo,
a Jaume Matas y Joan Huguet, que presidieron el Govern y el
Parlament, respectivamente, menos de los cuatro años
imprescindibles para cobrar la pensión vitalicia.
Las negociaciones para plantear esta modificación de la Ley del
Govern requieren el visto bueno del PP ya que cualquier enmienda
que se incluya ahora necesita el consenso de todos los grupos. Sin
embargo, el principal escollo está en convencer a algunos grupos
del Pacte de Progrés. Ni el PSOE ni el PSM ven con muy buenos ojos
esta modificación, que sí contaría con el apoyo de Unió
Mallorquina, partido que fue fundado precisamente por Jeroni
Albertí, uno de los posibles beneficiarios de la pensión
vitalicia.
La Ley del Govern recuperaría una medida que intentó aplicar el
Govern PP"UM a través de los Presupuestos del año 89 pero que, por
un problema en las votaciones, quedó paralizado. El proyecto de
Presupuestos del Govern de ese año incluía un artículo por el cual
se daba vía libre a que los ex presidentes cobrasen una pensión
vitalicia. En ese momento, el único beneficiario hubiese sido
Antoni Cirerol, presidente del Parlament en la primera
legislatura.
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