Hace una semana regresaron de China dos matrimonios residentes en Mallorca, Gabriel Darder y Mari Carmen Nofuentes, y Francisco Rodríguez y Manoli Boiza. Habían viajado a aquel país a buscar dos hijas que han adoptado legalmente. Estos últimos, con anterioridad ya habían adoptado otra niña, Tamara.
Una vez cumplimentados los requisitos, que se inician en el Consell de Mallorca con la obtención del certificado de idoneidad, y advertidos por el Gobierno chino de que podían ir a buscarlas, iniciaron el viaje Palma-Pekín con algunas escalas. Una vez en la capital de China, las 63 parejas españolas, más dos chicas solteras, que habían pedido la adopción de una niña, fueron distribuidas en grupos a fin de desplazarse a las ciudades donde les aguardaban las niñas. A los dos matrimonios mallorquines les correspondió ir a Huvei, en la provincia de Wuham.
El encuentro con sus futuras hijas fue de lo más emocionante. «Te llevan a un edificio y esperas en un gran salón a que te avisen. En dicho lugar vemos a unas mujeres con unas niñas. 'Una de ellas es la tuya', piensas. Al rato te llaman, y tras comprobar que la que te entregan es la niña que te han asignado, cosa que verificas a través de la documentación y de las fotos que de ella te han enviado previamente, te preguntan si la sigues queriendo y si te comprometes a cuidarla. Entonces firmas un documento y te la entregan. De regreso al hotel, la lavas, la vistes con la ropa que le llevas y te das cuenta que la vida ha comenzado a ser diferente para ti».
El viaje a Pekín, desde Madrid, ida y vuelta, les cuesta unas 90.000 pesetas gracias a la gestión que hace ANDEI, que en Mallorca está representada por AIBA. A esto has de añadir la estancia y comida, que para cuatro personas es de 3.200$ (575.000 pesetas), a lo que has de sumar otros 3.000$ (540.000 pesetas) que entregas, según el Tratado de la Haya, como ayuda a la institución que ha tenido a la niña.
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