«Aquí está el superviviente», presenta Sara a su compañero desde hace casi medio siglo. Jose María Aguirre, 82 años, alto y de complexión robusta "insiste en que su fortaleza física le ayudó a sobrevivir a Mauthausen", nos espera sentado porque hace año y medio sufrió un atropello automovilístico y todavía no se ha recuperado. Pero no le cuesta esfuerzo recordar los 54 meses que pasó en el "tristemente" famoso campo de exterminio nazi.
«Se me olvidan cosas de ayer pero no Mauthausen... Entonces tenía 24 años y después de tanto tiempo todavía tengo pesadillas. Aquello no se puede olvidar... nunca, nunca, nunca. Al llegar al campo juramos que si alguno salía vivo tenía que contar lo que había pasado... Si no, sería traicionar a todos cuantos habían sido reducidos a cenizas».
Y ahora, después de tanto tiempo, Alemania se plantea "vía Organización Internacional para las Migraciones" la necesidad de indemnizar a quienes, procedentes de toda Europa, fueron «trabajadores forzosos» del nazismo. Sin embargo, Jose María opina que «la supuesta indemnización es un gesto hacia la galería», y explica por qué.
«Teniendo en cuenta que la cantidad máxima a recibir es de un millón doscientas mil pesetas, te sale un total de veintidós mil pesetas por cada mes en Mauthausen... una propina. Y hasta agosto no podemos presentar la petición. Luego tendrán que revisar caso por caso... A Alemania esto le sale muy barato. ¡Yo tengo 82 años! Muchos han muerto, y de aquí a que se decida, más de la mitad de los que quedan tampoco estará para cobrar nada».
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