El dolor se reflejaba en los rostros de los actores. Foto: JOAN TORRES.

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Cómo ya es tradición, las escaleras de la Seu se llenaron al mediodía de ayer de una gran cantidad de personas deseosas de contemplar la decimosexta edición de la representación del «Via Crucis» de Llorenç Moyà, dirigida por Bernat Pujol. La compañía Taula Rodona Teatre demostró su experiencia y maestría en una representación de tales características. La Cruz de los Caídos, que tanta polémica ha generado este año debido a su posible retirada, sirvió de nuevo como telón de fondo a este acontecimiento escénico.

Con diez minutos de retraso dio comienzo la obra. La impactante voz de Dounia Hedreville cautivó a los espectadores, que optaron por un silencio casi perfecto durante la hora que duró la representación. Poco a poco este especial escenario al aire libre acogió a todos los actores. Un total de 14 fueron los encargados de transmitir todo el dramatismo y la pasión que conlleva la muerte de Cristo. Jaume Quetglas, en el papel de Cristo; Aina Segura como la Virgen María y Ana García encarnando a la Verónica, interpretaron los principales papeles. l