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Los palmesanos no se quisieron perder la tradicional procesión del Jueves Santo y, por ello, antes de la hora prevista para el inicio de la procesión, las 19.00 horas, muchos ciudadanos y ciudadanas ya ocupaban sus estratégicos asientos, pagados a 600 pesetas, con el fin de contemplar de cerca el paso de las más de treinta cofradías que integran la Asociación de Palma. Las trompetas y timbales anunciaron, pasadas las 19.10 horas, el inicio de la procesión desde la Costa de la Sang, capitaneada por la Policía Montada, seguida de una nueva asociación de cofrades, Jesús del Gran Poder, hasta la salida del Sant Crist de la Sang, que no se produjo hasta pasadas las 23.25 horas de la noche.

Niños y mayores aguantaron estoicamente las más de cuatro horas de desfile de los cofrades, romanos y pasos de gran belleza como el de Nuestra Señora de la Esperanza o el Ecce Homo; aunque con el paso de las horas los ánimos se fueron caldeando y los pequeños ya no tenían ningún inconveniente en pedir caramelos y confites a los capirotes, que horas antes habían producido cierto reparo e incluso miedo a los más pequeños. Como tampoco lo tuvieron los mayores, que, en algunos casos aislados, incluso discutieron por la mejor ubicación para poder contemplar los pasos de la procesión del Jueves Santo.

La procesión no sufrió retrasos importantes, aunque el Sant Crist de la Sang no pasó frente a Cort y al Consell Insular de Mallorca hasta las 00.50 horas de la madrugada. En el palco de Cort se encontraban el alcalde Joan Fageda y el obispo de Mallorca, Teodor Úbeda, acompañados por las autoridades locales. La esposa de Fageda, Lola Lara, fue la encargada de ofrecer un ramo de flores al Sant Crist de la Sang. A medida que pasaban las horas, los ciudadanos iban despejando las calles y muchos de los cofrades regresaban con los pasos hasta cada una de sus iglesias parroquiales. El Sant Crist de la Sang no regresó a su parroquia hasta pasadas las 02.30 de la madrugada, hora en la que se podía ver el sufrimiento y la satisfacción reflejado en los rostros de los participantes.