El peso político que han adquirido los consells tras el reciente
auto del Constitucional ha convertido a estas instituciones en
administraciones de referencia para el futuro institucional de las
Islas. Sin embargo, más allá del poder político, lejos están los
consells del poder económico y administrativo de los cabildos
insulares. Los consells ganan en presencia política, pero los
cabildos, en todo lo demás. De hecho, puede decirse sin exagerar
que lo único que les une es que son administraciones que gestionan
territorios insulares; el resto son diferencias.
La forma de elegir a los representantes de cada una de las
administraciones ya es radicalmente diferente: los ciudadanos de
Canarias tienen en los colegios electorales tres urnas en las que
depositar sus papeletas correspondientes al ayuntamiento, al
cabildo respectivo y al Parlamento canario. En Balears sólo se
elige a los representantes del Ajuntament y a los respectivos
diputados de cada una de las islas en el Parlament balear. Con esa
misma lista se configura después el Consell.
Pero donde se nota la diferencia es en la situación económica de
ambas instituciones. Los cabildos se nutren de los impuestos
indirectos que les otorgan una potencia económica muy superior a la
de los consells. El de Gran Canaria tiene este año un presupuesto
de 71.000 millones de pesetas para una población de 400.000
habitantes. El presupuesto del Consell de Mallorca es este año de
19.000 millones; la población es de 660.000 habitantes. No sólo
eso, la autonomía financiera es tan grande que el cabildo de Gran
Canaria fue incapaz de ejecutar, es decir, de gastar, el 15 por
ciento del presupuesto del año pasado, por lo que se incorporó como
remanente al de este año.
En competencias también salen ganando los cabildos. El sistema
autonómico de Canarias se ha hecho a la inversa que el de Balears.
Las competencias pre autonómicas estaban en manos de los cabildos,
que fueron cediendo materias al Gobierno canario mientras se
quedaba otras. Los cabildos gestionan medio ambiente, carreteras,
transporte, agua, turismo, ordenación del territorio, asuntos
sociales y residuos. Los consells tienen cedidas las competencias
de urbanismo, ordenación del territorio, menores y cultura y falta
por llegar bienestar social, carreteras, deportes y el resto de
cultura.
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