El turismo es ya una actividad «preocupante» por sus implicaciones
medioambientales, sobre todo porque contribuye al aumento de la
contaminación ligada al transporte de pasajeros, según advirtió
ayer la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) en un informe. El
estudio, denominado «Señales medioambientales», toma como un
ejemplo para explicar sus conclusiones el caso de les Illes
Balears, donde se reciben anualmente casi 11 millones de turistas
mientras su población estable es de apenas 800.000 personas.
Se cita también el caso de la localidad de Calviá, donde se han
comenzado a aplicar planes de desarrollo compatibles con el entorno
que incluyen la demolición de antiguas infraestructuras creadas
para asumir la llegada del turismo masivo. Entre las conclusiones
de este trabajo, resalta que la actividad turística representa la
mitad del gasto de energía en el sector del transporte, que es a su
vez la fuente de crecimiento más rápido en las emisiones de dióxido
de carbono generadas por el ser humano.
Estas emisiones contaminantes son las que más contribuyen al
exceso de calentamiento de la Tierra, según la mayoría de los
científicos. La AEMA afirma que la eficiencia energética en el
transporte de pasajeros sólo ha mejorado ligeramente en los últimos
años y que no se detecta mejora significativa en la relacionado con
el transporte de mercancías. Según un informe de la agencia
publicado ayer en Bruselas el transporte es la actividad que más ha
aumentado su consumo de energía desde 1985. Más del 30 por ciento
del consumo de energía en la UE corresponde a esta actividad. El
informe de la AEMA estima que ya el 70 por ciento del tráfico aéreo
tiene relación con el turismo.
En el caso de Francia, por ejemplo, el informe señala que entre
el 5 y el 7 por ciento de las emisiones de gases contaminantes
tienen relación con el turismo porque el 80 por ciento de los
viajes turísticos dentro del país se hacen en vehículos privados.
El informe de la AEMA recuerda que el área mediterránea es la de
mayor importancia turística del mundo, con un 30 por ciento de las
llegadas de viajeros y con el 25% de los ingresos totales. Esa
zona, que abarca varios países de la Unión Europea, experimenta un
flujo cada vez mayor de visitantes que se prevé aumentará desde los
260 millones de 1990 hasta los 655 millones esperados para
2025.
La UE pide aumentar los impuestos
ecológicos
La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) recomienda a los
Estados miembros el aumento de los impuestos ecológicos y que los
gobiernos velen por que los precios de los productos incorporen
todos los costes medioambientales, según se desprende del informe
«Señales medioambientales 2001». Según este estudio, para
incrementar la eficiencia se precisan acciones que influyan en la
naturaleza, la producción y el consumo, como han demostrado ya las
políticas de precios y subvenciones. «Para que los precios sean un
fiel reflejo de la realidad, tienen que internacionalizar
plenamente los costes externos, pasando la factura correspondiente
a aquellos que causan daños al medio ambiente», recogen sus
conclusiones. En este sentido, dentro de las reformas fiscales
propuestas, una forma habitual de internalización es la aplicación
de impuestos ambientales. «Con el incremento de las rentas, los
estímulos de tipo financiero pierden su eficacia y hay que volver a
conseguir cada vez la aceptación social de medidas financieras,
reformas económicas estructurales o medidas encaminadas a modificar
conductas. Los cambios en los precios deben ir acompañados de
cambios estructurales», sentencia el informe. Asimismo indica que
los impuestos no son suficientes, porque logran una
internacionalización incompleta de los efectos externos.
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