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El tai chi es, para muchos, una filosofía e incluso una forma de vida que ayuda a sentirse bien. Iraima Orejudo es una joven profesora de tai chi, nacida en Venezuela y criada en Palma, que a sus 23 años de edad se ha convertido en toda una figura en esta especialidad. Da clases en el centro de s'Escorxador de Palma y sólo durante este año han acudido a sus clases casi un centenar de personas.

"¿Desde cuándo practica el tai chi?
"Toda mi vida. De niña tenía con problemas en la columna, pues la tenía torcida y haciendo los ejercicios no sólo me sentía bien todo el día sino que he corregido esa deformación.

"¿Es para gente mayor?
"No, "sonríe" lo puede practicar gente de todas las edades, pero hay más gente mayor en las clases porque son quienes más padecen algunos problemas de espalda o de estrés. Aunque últimamente a la gente joven también le interesa. En clase tengo una señora de 80 años y si la ves está como una chiquilla, me dice que se siente más ágil y le cuesta menos moverse o agacharse.

"¿Hay que tener unas cualidades especiales?
"En absoluto, lo puede hacer todo el mundo. Tuve un señor que sufría Parkinson y al final lo hacía muy bien, nos sorprendió a todos. Hay gente que tiene menos flexibilidad, pero eso no importa.

"Y el tai chi que se combina con un sable, ¿qué modalidad es?
"Es el tai chi singi tangland y lo practicamos aquí, en el gimnasio Pachi Tangland Chuan, del Maestro Chu, quien tiene gimnasios por todo el mundo. El tai chi nunca se llega a conocer del todo, pues siempre aprendes cosas nuevas y se puede estar estudiando toda la vida, pero lo más importante es que practicándolo uno se siente mejor física y mentalmente.