Los jóvenes se preocupan mucho por su apariencia física. Esto, además de ser un tópico muy típico, es una realidad. Pero en circunstancias normales, el presumir no tiene porque conllevar ningún riesgo para la salud física, aunque cuando se combina con el hecho de tener una moto, se convierte en un peligro añadido.
Si ya es difícil conseguir que los jóvenes se pongan por norma el casco, una misión casi imposible parece con la llegada del calor y el verano. Una tradición se ha convertido verlos con sus motos a toda velocidad sin el casco, o sí, pero no puesto en la cabeza sino llevado en el codo, encima del chasis o en cualquier parte menos donde se ha de llevar. Las causas son las de siempre: el calor, llevar la melena al viento, la cara descubierta o simplemente el descuido y la falta de responsabilidad.
Su seguridad y su integridad física están en juego, por eso ya es hora de que se conciencien del peligro de ir sin casco sobre una moto.
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