El presidente de la patronal del transporte discrecional, Jaume
Batle, se caracteriza por ser una persona comedida y con «seny». En
la huelga de 1999, sus autocares fueron apedreados, pese a que sus
trabajadores tenían firmado un convenio de empresa y habían
decidido ir al aeropuerto. Dos años después, Batle es presidente y
sustituye en el cargo a José María Blai, que tuvo que dimitir
semanas después de la firma del pasado convenio.
En una entrevista, que publica hoy íntegramente Ultima
Hora en su edición de papel, Jaume Batle afirma que «en
esta ocasión se están dando otros parámetros de comportamiento,
visto el talante y la actitud que han adoptado los sindicatos.
Ellos nunca han hablado todavía ante la opinión pública sobre la
parte económica, simplemente no negocian, imponen sus condiciones y
no quieren ceder ni un ápice. Ante esta situación, no nos queda más
remedio que soportar la huelga y aceptarla con todos sus
inconvenientes, pese a que ningún empresario la desea y quiere. La
patronal en esta ocasión irá hasta el final y si hay que ir a la
huelga, lo haremos los tres días. Así está el panorama de
desalentador».
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