Se lidaron reses de Carmen Segovia, nobles todos, aunque muy flojos. «Finito de Córdoba», una oreja y silencio. Rivera Ordóñez, dos orejas y palmas. Miguel Abellán, dos y dos orejas y rabo.
La actuación del palco fue correcta, aunque benevolente. Presidió el concejal Onofre Plomer, asesorado por Jaume Soler y Juan Oliver. Se guardó un minuto de silencio en memoria del fallecido concejal Juan Poquet.
Los trofeos cortados fueron maquillados. El bullicio y las ganas del público por ver las figuras y que estas triunfaran pudieron más, pero lo cierto es que los astados ofrecieron un juego muy pobre. Flojos, muy flojos, que únicamente tomaron una vara y se estuvieron defendiendo continuamente con la cara.
El primero de «Finito» remató dos veces y casi se mete en el callejón. El cordobés toreó bien de capa a ambos pero tuvo que poner tesón en sus dos faenas por la poca transmisión de sus oponentes. Logró algunas tandas con la derecha cuidando de llevar la muleta muy alta.
Rivera Ordóñez calentó los tendidos con dos largas cambiadas al recibir a su primero. Con voluntad sacó tandas con la diestra adornándose luego con pases de rodillas, y tras pinchar metió la tizona logrando dos orejas. Su segunda faena fue más corta, encimista, fallando con los aceros.
Miguel Abellán fue el triunfador de la tarde. Su labor con el capote, lo más interesante de la tarde. Anduvo con ganas, sobre todo en su segunda faena, pues el sexto resultó el toro más colaborador. Al que cerró plaza lo mató de certera estocada.
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