Las reacciones a la suspensión en la concesión de licencias de
obras en Mallorca, anunciada el martes por el Consell de Mallorca,
han sido diversas, aunque los más críticos son los ayuntamientos
del PP.
El teniente de alcalde de Urbanismo del Ajuntament de Palma,
Rafel Vidal, señaló que consideraba la moratoria como «un medida
fuerte y drástica», dijo, para añadir: «Por desgracia, aumentará
considerablemente el precio de la vivienda». Vidal señaló que Cort
recauda al año entre 1.500 y 2.000 millones de pesetas por
licencias de obras, «pero con la moratoria recaudaremos bastante
menos», añadió. «Mientras no se consuma territorio creo que sería
bueno poder edificar».
Fuentes del equipo de goiberno de Calvià señalaron que la
moratoria «está bien pero con matices. Por una parte, no frena la
gran presión de las viviendas unifamiliares en Calvià; por otra,
tira por los suelos toda la programación de viviendas sociales
impulsada por el Ajuntament. En este sentido, nos ha coartado toda
la política de viviendas».
Eugenio Hidalgo, delegado de Urbanismo de Andratx, cree que la
medida es «demasiado atrevida»: «No evita el consumo de más
territorio pero favorece a quienes ya tienen obras en marcha. En
Andratx, el boom de viviendas plurifamiliares ya había pasado y
creo que a corto plazo no se va a notar. Atenta contra el derecho a
la propiedad».
Miquel Coll (PSOE), coordinador del área de Urbanismo de
Marratxí, aún estudia la propuesta pero cree que «todo lo que sea
racionalizar el crecimiento es positivo porque el ritmo actual
dificulta dar servicios».
Joan Arbona (PSM), alcalde de Sóller, dice que esta suspensión
«es una cortina de humo por las cuotas» a la que no ve fundamento.
En su municipio, opina que «crea graves problemas en Sóller porque
paraliza numerosos proyectos de viviendas sociales destinadas a los
jóvenes».
El alcalde de Inca, Pere Rotger, dice: «La moratoria irá en
detrimento de los más necesitados y pone de manifiesto una promesa
incumplida del presidente Antich que cuando vino a entregar las
llaves de las viviendas sociales. Es una cuestión de imagen y los
miembros del pacto se están retando a ver quién protege más».
El alcalde de Campanet, Francesc Aguiló (PSM), dice: «Nos han
cerrado la puerta a la construcción de viviendas de protección
oficial aunque creo que todas las medidas que frenen la
construcción tienen algo de bueno. Los promotores debían saberlo
porque en los últimos meses hemos recibido un alud: En 10 meses han
entrado 3 bloques de pisos».
El alcalde de Maria de la Salut, Jaume Mestre (PSM), está
molesto: «No entiendo por qué el Govern quiere incentivar la
construcción de viviendas de protección oficial y el Consell
aprueba la moratoria».
En Alcúdia se da a circunstancia de que la cantidad de
solicitudes de licencia que está tramitando en estos momentos el
Ajuntament garantizan que no se parará la construcción.
El delegado de Urbanismo de Llucmajor, Joan Jaume (PP), afirma
que «una vez más el Consell invade las competencias de los
ayuntamientos sin tener en cuenta que los planeamientos». Sobre las
consecuencias de la moratoria, Jaume dice: «La crisis económica la
creamos nosotros mismos y la preocupación es grande».
El alcalde de Santanyí, Miquel Vidal (PP), explicó: «Es
increíble que el Govern defienda la vivienda de protección oficial
y luego las paralice». Con la suspensión «saldrán favorecidas las
empresas más poderosas».
Andreu Prohens (PP), alcalde de Campos, ha asegurado: «Se invade
el terreno privado y no creo que sea correcto desde el punto de
vista jurídico. La moratoria planteada por el Consell encarecerá
las viviendas y de hecho, la economía se verá afectada».
El alcalde de Sant Llorenç, Mateu Puigrós (GISC), comenta que
«es una postura correcta y puede llegar a ser beneficiosa a largo
plazo».
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