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El ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, inauguró ayer las líneas ocho y nueve de la desaladora de Palma, una ampliación que ha costado 2.000 millones de pesetas y que permitirá incrementar en 15.000 metros cúbicos la producción diaria situándola en los 65.000 metros cúbicos de agua desalada. Matas, que estuvo acompañado por la consellera de Medi Ambient, Margalida Rosselló; la delegada del Gobierno, Catalina Cirer; la diputada del Congreso Rosa Estarás; y la presidenta de EMAYA, Maria Crespo, aseguró que la ampliación de la desaladora «es esencial para garantizar el abastecimiento en la Bahía de Palma y evitar que la zona vuelva a tener problemas de agua».

El ministro quiso «huir de polémicas» y se mostró convencido de que el ministerio y el Govern balear «pondrán en marcha todas las infraestructuras hidráulicas necesarias para que en dos años no tengamos que hablar sobre el tema del agua». Matas se refería, de esta forma, al retraso en la firma del protocolo del agua y, aunque reconoció que «existen contradicciones y problemas entre ambas Administraciones», aseguró que la voluntad es de «superarlas tanto a nivel autonómico como municipal». La consellera de Medi Ambient aseguró tener «todo el interés del mundo por llegar a concretar proyectos con Madrid» y calificó de «imprescindible» la colaboración del ministerio del ramo para obtener las ayudas que, en materia de obras hidráulicas, otorga la UE.