El médico mallorquín Carles Amengual, que se convertirá en el
primer presidente español de la Liga Médica Homeopática
Internacional de la historia, opina que «es necesario aumentar
todavía mucho el nivel de preparación de los homeópatas existentes,
incluso más que en otras especialidades». «A menudo los casos de
nuestros pacientes son muy complicados, ya que acuden a nosotros
tras haber probado ya el tratamiento de otros tipos de medicinas
que no han solucionado sus problemas, lo que nos obliga a tener una
formación especialmente rigurosa».
Amengual, nacido en Selva y que será elegido oficialmente el 3
de septiembre en la localidad rumana de Sibiu tras haber recibido
el apoyo unánime de los representantes de los 45 países de la Liga,
cree que en el ámbito de la medicina homeopática «hay un alto nivel
de intrusismo y picaresca, porque muchos que dicen ser homeópatas
ni siquiera tienen la carrera de Medicina, y esa falta de
preparación daña el prestigio de quienes sí se han formado a
conciencia». Este homeópata de 44 años de edad, que ejerce como tal
desde hace veintidós, es licenciado en Medicina y Cirugía y en
Biología, posee la especialización en Homeopatía, Medicina China y
Botánica Farmacéutica y ha desempeñado el cargo de presidente de la
Academia Médico-Homeopática de Barcelona entre 1991 y 1999.
La falta de una cobertura legal específica en el ámbito de esta
especialidad médica, todavía no reconocida como tal en España
aunque sí en otros países como Bélgica y Holanda, propicia ese
intrusismo ya que, a su juicio, «el Estado es quien debe regular la
profesionalidad de los homeópatas, quienes deberían cursar primero
Medicina y luego los tres años de Homeopatía, aún sin homologar en
España, para garantizar un buen trabajo en un tema tan delicado
como la salud». Por eso, el que será el presidente más joven de la
historia de la Liga pretende, durante sus tres años de mandato,
«elevar el nivel académico de los estudios de medicina homeopática,
exigiendo esa formación necesaria a quienes deseen practicarla;
ayudar a los países en vías de desarrollo de Africa, Asia y Europa
del Este que comienzan a ver las posibilidades de la homeopatía, y
tener una voz en la Organización Mundial de la Salud», subraya.
Amengual cree que en España, «a pesar de los estudios en los que
se afirma que el coste sanitario anual de un paciente tratado con
homeopatía es menor que el de otro que recibe medicinas modernas,
todavía hay que avanzar mucho a fin de introducir la homeopatía en
la Seguridad Social como han hecho, por ejemplo, Rusia o
Inglaterra, donde ya se está aplicando en algunos hospitales y
centros de salud». La confrontación que a menudo ha existido entre
esta disciplina médica, que surgió hace más de doscientos años de
la mano del doctor Hahnemann, y la medicina moderna, con poco más
de cincuenta años de historia, «debe desaparecer, porque la
integración de ambas es posible, sobre todo cuando uno es médico y
homeópata al mismo tiempo y, más aún, cuando siempre debemos elegir
la mejor opción médica para el paciente», considera Amengual. Pero
matiza que «cada uno debe saber cuál es su sitio, qué puede y qué
no puede hacer y no introducirse en campo ajeno creyendo que es un
mago capaz de curarlo todo».
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