Lo que más afectó a Skake anímicamente y que repercutió también
en su estado de salud fue que su situación afectase además a su
esposa, a la que negaron la residencia y la entrada en España, a
pesar de que la Audiencia Nacional le ha dado la razón en todos los
asuntos judiciales que a ella se referían. Tras ser informado del
fallecimiento del ciudadano australiano por el Gobierno español, y
al tiempo en que expresaban el pésame a la familia de Skase, el
Gobierno de Canberra indicó que el caso sigue abierto y se hará
todo lo posible para recuperar los bienes y recompensar a los
acreedores de la empresa Qintex.
Aunque las acusaciones contra el magnate serán retiradas, el
Abogado General del Estado, Daryl Williams, anunció ayer que «la
muerte de Skase no afecta las investigaciones sobre la quiebra de
su empresa y su herencia quedará sujeta a la Ley de Quiebras».
Skase huyó de Australia en 1991 para evitar ser enjuiciado por 32
acusaciones relacionadas con el colapso de su imperio, valorado
entonces en unos mil millones de dólares, y el desvío de más de
ocho millones de dólares que pertenecían a Qintex, tras declararse
en quiebra con deudas personales por unos 130 millones de
dólares.
Por otra parte también se ha sabido que el cuerpo del magnate
australiano será incinerado mañana a las 12.30 horas en Bon Sosec.
Según fuentes del tanatorio, el cadáver de Skase llegó sobre las
0.45 horas de la madrugada del lunes y fue introducido en la cámara
número 73, donde se encuentra en estos momentos a la espera de su
incineración mañana miércoles.
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