Nuestras Islas gozan de una bonanza económica que se prolonga ya
desde hace años y, a tenor de la tranquilidad que eso genera en la
ciudadanía, nos hemos lanzado a gastar como locos. Tanto que el año
pasado el consumo familiar creció un 5'5 por ciento, aunque para
este año los expertos vaticinan cierto frenazo, a rebufo de la
desaceleración económica que, al parecer, se cierne sobre Europa y
el resto del mundo.
El caso es que en Balears seguimos gastando mucho, muchísimo, y
nos colocamos nuevamente al frente de la estadística nacional, con
un cuatro por ciento de previsión para este año, sobre el 2'9 de
media para el resto del país. Pero, a pesar de que los datos son
espectaculares, el hecho cierto es que el consumo está bajando. Y
aún hay más. Los economistas alertan sobre los signos que ya
aparecen augurando una desaceleración económica. La marcha de
nuestras cuentas depende siempre de la evolución del mercado
turístico y ya hay indicios claros de pérdida de competitividad en
este sector, lo que podría materializarse de forma más rotunda en
2002, con la entrada del euro.
La situación puede complicarse entonces con un nuevo despunte de
la inflación, lo que retraería más el nivel de consumo. De
cualquier forma, la realidad aquí y ahora es que somos líderes en
consumo "a pesar de que nuestros salarios son de los más bajos del
país", lo que puede deberse en parte al significativo aumento de la
población llegada a nuestras Islas al socaire del boom de la
construcción. Pero Europa está estornudando y aquí no nos quedará
más remedio que ponernos el jersey. La gran Alemania se resiente y,
aunque muchos piden nuevas bajadas de los tipos de interés para
reactivar las economías, las previsiones son más bien frías para no
provocar nuevas subidas de la inflación.
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