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Viajar es un estímulo para todo ser humano. Conocer lugares nuevos y recónditos para poder disfrutar de sus paisajes, sus gentes y por supuesto su cultura es un hecho imprescindible para desconectar del estrés que nos avasalla en nuestra vida cotidiana. Las vacaciones ya son una realidad para muchos mallorquines, que han decidido cruzar el charco para aprovechar su tiempo de ocio, conociendo otras zonas.

Los recorridos realizados por el turista mallorquín varían considerablemente según su poder adquisitivo. Francisco Martínez, de Viajes Fama, destaca Escandinavia y los fiordos noruegos como los destinos predilectos para la clase media alta. Por las rutas de los vikingos, el visitante se sumergirá en paisajes nunca imaginados, en una naturaleza majestuosa e intacta de agua, rocas y luz. El Sol de Medianoche en Cabo Norte es uno de los encantos más atractivos de esta zona.

Magdalena Alomar, de Viajes Barceló, asegura que los cruceros por el Mediterráneo, adaptados a cada bolsillo, «son otra alternativa». Aunque normalmente son escogidos por los novios para disfrutar de su luna de miel. La clase media mallorquina opta por destinos más cercanos y económicos. Circuitos por Europa en autobús, y por España en coche es la tónica dominante. La combinación entre las nuevas tecnológías y el arte milenario de los monumentos, el misticismo religioso y su gastronomía más apreciada hacen de Italia un país que hay que descubrir palmo a palmo. Para Pepe Forteza, de Iberojet, Praga es otra de las ciudades, junto con Berlín, que subyuga al visitante, haciéndole retroceder mentalmente en el tiempo hasta detenerse en la alta Edad Media.