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Pero el último sábado no fue así. Estuvimos en la playa dos veces, a primera hora, cuando algunos se disponían a cenar y a medianoche, cuando pequeños grupos, en torno a velas, charlaban de sus cosas. Tampoco se veían hogueras por ninguna parte. Y la gente, ya decimos, muy tranquila y educada, pretendía únicamente dos cosas: cenar a la fresca y charlar. Y al día siguiente por la mañana, cuando regresamos, la playa, ocupada ya por bañistas, estaba como si horas antes no hubiera habido nadie en ella. Incluso se notaban las huellas dejadas por un rastrillo que seguramente alguien pasó al amanecer a fin de dejar el lugar en perfectas condiciones en cuanto a limpieza y orden.

«Efectivamente, la diferencia de anoche ha sido total respecto a otras noches de sábado "confesaba el domingo la vecina denunciante". No sé si es porque el verano se acaba, o si porque en Felanitx hay verbenas, lo cierto es que ahí no ha pasado nada. Ni siquiera se han encedido hogueras como en otros sábados, y la poca gente que ha estado en la arena se ha comportado muy bien». l Pedro Prieto