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M. V./M. F./M. O. Pese a tener todo el verano para reformar y acondicionar los colegios, en varios de ellos ayer no se pudo levantar el telón porque las condiciones de los centros no eran las adecuadas. Los 250 alumnos matriculados en Es Puig de Sóller deberán esperar hasta la próxima semana para regresar a las aulas. El director del centro, Vicenç Pérez, explicó que las obras de mejora se han retrasado y aún no han concluido las labores de limpieza. En una asamblea realizada días atrás ya se informó del retraso a los padres de los alumnos.

Tampoco pudo abrir sus puertas el colegio de Sa Rul.lana de Fornalutx, localidad de la Serra que recupera la vieja escuela tras veinte años sin. Fuentes municipales indicaron que no todo el mobiliario del centro ha llegado y que posiblemente estará todo listo la próxima semana para que los 15 alumnos del pueblo estrenen aulas. En la Colònia de Sant Pere (Artà) tampoco comenzaron las clases porque las aulas que se habilitaban para acoger los alumnos de la escuela unitaria todavía no habían terminado.

En Pollença, los alumnos del colegio Joan Mas no pudieron acudir a clase debido a unas obras de instalación eléctrica y calefacción que todavía no han acabado. El centro ha aplazado el inicio de las clases lectivas hasta el lunes. Este hecho ha provocado el malestar de un grupo de padres, que se quejaron enérgicamente porque, según dicen, no fueron avisados. «Tal y como hemos visto las obras, es imposible que el centro escolar pueda abrir sus aulas el próximo lunes», indicó un padre, que teme por la seguridad de sus hijos si comienzan las clases con el colegio en obras.

El concejal Educación de Pollença, Guillem Mateu, explicó que «el Ajuntament puede asegurar que el próximo lunes se podrá abrir el centro sin ningún problema». Referente a las quejas de los padres por no ser debidamente informados, Mateu ha señalado: «Según mis informes, los padres habían sido avisados por la dirección del centro y además hemos repartido carteles informativos por diversos lugares del municipio». En Llucmajor, el colegio Jaume III comenzó con los cristaleros en plena faena reponiendo cristales estropeados en un acto de delincuencia producido en julio. En la cocina hubo problemas en el sistema eléctrico.