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Visitar la Fira d'Antiquaris, Brocanters i Galeristes de Felanitx significa conocer la forma de vida que llevaban nuestros antepasados y a medida que el visitante va conociendo los objetos expuestos y escuchando las explicaciones de los vendedores, llega a la conclusión de que antaño se tomaban la vida con más calma y que por ello quizá vivían un poco mejor que en los tiempos que corren.

En los sesenta estantes que hay en la muestra que estará abierta hasta el hoy domingo 23, hay todo tipo de objetos y curiosidades. Muebles, utensilios de cocina, objetos de decoración y aparejos que fueron utilizados hace mucho tiempo y que en su momento cumplieron una función en familias y gentes de otras épocas que los consideraban imprescindibles para su vida de diario.

Ahora, sin embargo, la mayoría de estos objetos que han sobrevivido a varias generaciones, son vendidos a clientes que acuden a la feria con afán de coleccionistas que darán a sus valiosas compras un uso decorativo. Los objetos que se venden en la muestra son asequibles para todos los bolsillos, ya que se puede comprar desde una postal por cien pesetas hasta un canterano barroco del siglo XVII con mercatería de madera de boj y cerezo por 4'5 millones de pesetas.

Cada vendedor tiene su teoría acerca de los clientes. Uno de ellos explica que «las antigüedades se compran por lo que uno ha visto de joven o por las carencias que ha tenido». La mayoría de ellos lleva toda la vida dedicándose a la venta de antigüedades. Así lo explica Teo, natural de la localidad de Tremp: «De joven ya trapicheaba con lo que fuese y hace 33 años que abrí la tienda y voy a ferias».