El ferrocarril de Sóller es, y seguirá siendo, uno de los atractivos turísticos de nuestra Isla por su peculiaridad. Miles de turistas pasan a diario por sus vagones, cuidados hasta en el mínimo detalle, alabando la belleza del paisaje que se contempla desde su interior. Pero, aparte de su antigüedad, quizá lo que más llama la atención es el esmerado cuidado con que la empresa mantiene las instalaciones, el mantenimiento de los 13 túneles que componen la línea férrea desde el valle hasta Palma, las vías del tren y del tranvía. Este entusiasmo es impulsado por el director del ferrocarril, Rafael Sierra, de origen vasco. Es un hombre enamorado del mundillo ferroviario, que a diario se enfrenta a su trabajo y se preocupa del personal, del mantenimiento y de cualquier detalle que tenga que ver con su funcionamiento, un celo que le ha hecho ganarse el reconocimiento de la totalidad de los accionistas de la empresa.
Cuando en estos momentos faltan diez años para que el Estado español se haga con la concesión del ferrocarril de Sóller, la empresa cuenta con un entusiasmo vivo y de futuro, y para ello etá trabajando en la puesta en marcha de nuevos tranvías que aumentarán los servicios hasta el Port de Sóller, siendo un total de cinco los vehículos que desplazarán turistas hasta la zona portuaria y de playas de la ciudad del valle. También se están poniendo a punto nuevos coches en los talleres de la estación, trabajados con exclusividad por personal de la empresa, que lleva a cabo una labor artesanal de gran especialización, empleando la madera como elemento base, a la que se añaden materiales de primerísima calidad.
Ultima Hora ha tenido la oportunidad de comprobar el ritmo de trabajo de la empresa, acompañando al director, Rafael Sierra, por vías y túneles, a bordo del que llaman cotxet, un pequeño vehículo con motor de Seat Seiscientos fabricado en 1920 y que alcanza una velocidad de 40 kilómetros por hora, y que se utiliza para desplazarse a las zonas en obras. En este curioso cotxet se comprueba el perfecto estado de las vías del tren desde Sóller hasta Bunyola, así como la óptima conservación de los trece túneles que unen Sóller con Palma y las obras de remodelación de los miradores. «Los nuevos coches del tranvía empezaron a rodar el pasado mes de abril, ante el comienzo de la temporada turística "nos comenta Sierra", una puesta en marcha que afrontamos con la misma ilusión y entusiasmo de siempre, aunque sepamos que dentro de diez años el ferrocarril pertenecerá al Estado, seguiremos trabajando para él con idéntico impulso».
Fue en 1904 cuando el Ajuntament de Sóller, en una asamblea, decidió encargar al ingeniero Pedro Garau "hoy inmortalizado en una plaza de Palma" que elaborara un anteproyecto para construir un tren que enlazara la ciudad con la capital atravesando la Serra de Alfàbia. Poco después el anteproyecto se aprobaba entre los aplausos de la ciudadanía sollerica, entusiasmada ante la idea. De hecho, los nueve mil habitantes de la localidad debían financiar el coste millonario del proyecto "3.185.776 pesetas, hoy un precio irrisorio", y todos contribuyeron con alegría, en la medida de sus posibilidades. El 4 de febrero de 1906 empezaban las obras, que se prolongaron por espacio de más de tres años, hasta que el 19 de agosto de 1911 "acaban de cumplirse noventa años de aquel día" los vecinos de Sóller pudieron por fin escuchar los silbatos de la máquina del tren «María Luisa», una locomotora que hoy sigue recorriendo el mismo camino, día tras día, entre montañas, valles y rocas espectaculares que logran arrancar suspiros de admiración a todos los pasajeros.
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