TW
0

El colega Pep Roig nos contó que hace unos dos meses colocaron las baldosas en la Plaça de l'Olivar. Pero hete aquí que muchas de ellas no sólo «bailan» sino que se salen. Sí. Sin apenas esfuerzo, metiendo los dedos y tirando hacia arriba te sacas la baldosa. Las que quieras, cuantas quieras, pues la mayoría no han «aferrat». ¡Qué cosas, eh! Nosotros extraímos siete, tres de un sitio y cuatro de otro, con las que hicimos una casita que fotografiamos sin meter en ella "en la foto" a ningún político de la oposición señalando con el dedo el mal. Pero, realmente, si hubiéramos querido, con un poco de paciencia podríamos haber desembaldosado media plaza. Lo malo es que alguien, sabiéndolo, lo haga y... ¡pues menuda!

¿Que por qué eso es así? Seguramente porque las baldosas se pusieron a destiempo, seguramente deprisa y corriendo, cuando la masa ya había muerto, es decir, ya no adhería. El trasiego de gente por la plaza ha hecho el resto: comenzaron moviéndose y terminaron como lo ven. Lo malo es que en la plaza que hay enfrente de la iglesia de Sant Miquel, donde las baldosas son de mayor tamaño, aparte de rotas algunas, otras se mueven, y cuando llueve, chapotean al ser pisadas. ¡Chop! ¡chop! ¡chop! Y esas, según cuentan, las han puesto hace menos tiempo que sus vecinas. Y la gente, claro, se ríe. Bueno, en principio se cabrea ante tal chapuza, porque, aparte de las molestias que han ocasionado las obras, quien las paga es el pueblo, el contribuyente, usted, yo y su vecino, pero al final se ríe. ¡Qué remedio! Porque es gracioso, ¿no?, que tan pronto «eso» esté ya así. Otras han durando dos años, tal vez uno, pero que se sepa, jamás tan pocas semanas como éstas.

Lo malo, o mejor lo bueno, es que las obras de remodelación de Palma están quedando bien, siempre y cuando no se haya producido un olvido y tengan que volver a hacer la zanja, o agujeros para colocar en ellos farolas, como ha ocurrido a veces, verbigratia: calle Vilanova. Basta con echar un vistazo al Passeig Mallorca, que ha quedado tan bonito que ya ni los perros hacen caca en sus aceras y parterres. Y quien dice ese paseo dice otras zonas. Por eso es una lástima que el trabajo se eche a perder a causa de un mal acabado, como ese de ahí en concreto, a cuyo responsable se le ha de obligar ya, hoy mismo, a que lo repare, pues las obras cuestan mucho dinero y originan muchos problemas, y lo menos que se les pide es que sean duraderas.