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A lo largo del verano los polacos residentes en Mallorca cada domingo a las 10.00 horas de la mañana, en la parroquia de San Agustín (Palma), han tenido misa en polaco, oficiada por un cura de esta nacionalidad.

Ayer, segundo domingo de otoño, celebraron la última misa del verano. En polaco, por supuesto. Pero como el pater polaco se había ido, se encargó de oficiarla don Antonio "así le llaman" titular de la citada parroquia. Y la ofició en polaco. Bueno, toda, no, pero sí la mayor parte de la misma. «¿Sabe usted polaco?», le preguntamos. «No. Lo leo todo. También estoy acostumbrado al sonido de las palabras, pues durante dos meses he asistido a la misma en polaco, y eso ayuda. Y como además un polaco me asiste, si hay algún problema lo resuelve él».

Sin ser misa cantada, en ella no faltó la música y las voces. Al órgano lo tocaba un polaco que llegó un día a Mallorca con su esposa a bordo de un velero tripulado por él, aquí nació su hijo, y aquí decidieron quedarse. Hoy se dedica a enseñar a bucear a la gente y, pese a que nunca había tocado música eclesiástica, lo hizo muy bien. Igual que el coro integrado por tres personas. ¡Ah!, asistió a la misa Silvia Riera, cónsul de Polonia en Balears, que como todos la siguió a través de una chuleta.