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Desde que el Govern balear cambió de signo el sector turístico ha protagonizado varias «enganchadas» con los responsables políticos del Pacte. A nadie se le escapa lo vital de este sector para la economía balear y, por ende, cualquier iniciativa, análisis o dato que pueda favorecer o entorpecer el buen desarrollo de la actividad turística tiene una importancia extrema. Por eso es preciso tomar con ciertas precauciones los estudios que se dan a conocer. Desde hace 14 años el Govern encargaba a unos profesores de la UIB, mediante un convenio, el informe anual sobre el gasto turístico una vez finalizada la temporada. El Ejecutivo de progrés ha preferido este año cambiar el procedimiento y convocar un concurso público que ha sido ganado por una empresa con sede en Madrid. Pese a haber perdido el concurso, al que también se habían presentado, los profesores de la UIB han decidido elaborarlo por cuenta propia, para dar continuidad al trabajo iniciado hace tantos años. Y los resultados que ofrecen son poco alentadores. Según ellos, el gasto turístico caerá este año en un dos por ciento, ingresando 668.000 millones, lo que supone el primer bajón desde hace ocho años. Un dato poco optimista que desde la Conselleria de Turisme se acoge con escepticismo porque, al parecer, las cifras que maneja el Govern hablan de un incremento nada desdeñable del 7 por ciento. El caso es que este baile de cifras sólo sirve para malos entendidos, confusiones y desbarajuste general. Únicamente desde un altísimo sentido de la responsabilidad se pueden lanzar mensajes a la opinión pública. Y estos, evidentemente, nunca deben ser contradictorios. A todos nos interesa saber qué está ocurriendo, cuál es la realidad económica de nuestras Islas y exigimos a las autoridades competentes respuestas claras y contundentes. No nos sirve el triunfalismo de los que mandan y el derrotismo de los que están en la oposición. La realidad sólo es una y debe abrirse paso con claridad, sea quien sea el autor del análisis.