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Balears pondrá en marcha un proyecto piloto para la aplicación de la medida judicial de convivencia, prevista en la ley del menor, a través de la cual se pretende crear una red de personas, familias y grupos educativos que estén dispuestos a convivir con menores 'problemáticos' y hacer de modelos de conductas sociales y afectivas.

Estas medidas de convivencia están dirigidas a menores, de entre 14 y 16 años, que han cometido su primer delito. Se parte de la base en la que el menor es infractor y por tanto, está sujeto a una medida judicial que, presumiblemente, está condicionada por su propio entorno familiar y dentro de un contexto de factores negativos.

La idea, tal y como explicó la consellera de Benestar Social, Fernanda Caro y la directora general de Menors, Aina Rado, es «garantizar al menor una atención global y personalizada en un contexto familiar socializador y normalizador» y «ayudar al menor a preparar su vida de forma independiente bien dentro de un contexto de emancipación o bien frente a un posible retorno familiar cuando acaba el período de aplicación de la medida impuesta judicialmente».

«Estamos hablando de menores conflictivos que hayan cometido un delito, pero sin violencia», apuntó Caro y anunció que «para poner en marcha este proyecto piloto, el primero que se aplicará en el Estado Español contamos con el apoyo de la Fiscalía de Menores y con el estamento judicial», dijo la consellera.

La actividad de la medida se concretará en un proyecto educativo individualizado, «según decida el juez que atienda cada uno de los casos», dijo Rado, siempre en base al proyecto que elaborará el educador del equipo de medio abierto (EMO) que será el responsable de la ejecución de esta medida.